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Mostrando las entradas etiquetadas como TITO RODRÍGUEZ

El único: Louie Ramírez, el Rey Midas de la Salsa

(Nueva York, 1941 - Nueva York 1993) Arreglista y compositor, timbalero y vibrafonista, en todos estos ámbitos, un personaje excepcional, fuera de serie, como lo describe su gran amigo Ray de la Paz: hombre de gran humor, Louie era un payaso..!! (risas). En la historia de la música universal, hágase donde se haga siempre han existido personajes que llegan a cambiar el curso de las cosas, de esas cosas que por supuesto tienen que ver con notas, claves, compases, arreglos, orquestaciones. Uno de ellos y quizás el más importante nacido para la Salsa en este lado del mundo se llamó Louie Ramírez, el con razón apodado el “Quincy Jones de la Salsa”. Responsable directo del sonido de las Estrellas de Fania y de ese experimento musical llamado “Noche Caliente” que produjo tantas ganancias, y devino desafortunadamente en el bodrio conocido como “Salsa Erótica” o “salsa monga” como la bautizó Mister Afinque, Willie Rosario. Pero esto último en lo absoluto fue culpa de Ramírez, quizás n...

Bogaloo, género de transición

Cada noche era un nuevo festejo en el Palladium, la mítica sala de baile donde confluían judíos, latinos, migrantes, gringos, músicos, productores y bailarines. En los años 60 el genial Tito Rodríguez hizo bailar a miles con su rítmica agrupación de pachangas en esta sala ubicada en la ciudad de Nueva York, exactamente en Broadway con la calle 53. Para finales de los años 40, el Palladium entró en un período de decadencia, pero a finales de los 50 y gran parte de los 60 se convirtió en el emblema de la fiesta caribeña y nuestra cultura en la Gran Manzana. Tito Rodríguez y su Orquesta. En 1947 invadió Nueva York una banda de músicos encabezados por Mario Bauza y Machito, Frank Grillo de Ayala, bautizada como los Afrocubans, la cual hacía bailar a todos con su particular estilo de big band. Hasta mil parejas confluían en la pista del Palladium, ya no bailaban foxtrot ni swing, ahora hacían siluetas en la pista a través de la rumba, el mambo, el chachachá y el bolero. Este deven...

NUEVA YORK: Heredera de la Música Caribeña

La llamada capital del mundo desde sus inicios a la llegada de colonos británicos siempre ha sido la ciudad de las oportunidades, de la mezcla de razas, de intereses y de cultura. Cuando los músicos y artistas cubanos abandonaron la Isla a la llegada del comunismo encontraron en esta metrópolis una segunda oportunidad, la mayoría nunca regresó a su amada Cuba, pero se hicieron sentir ante la multicultura nuevayorkina. Los años 50`s y las noches del Palladium fueron el laboratorio donde se creó el nuevo sonido de la música caribeña, la misma que se exportó a través de los radios de onda corta, que se comercializó a través de los discos de acetato y las revistas y se expandió con notable consideración a través del milagro de la televisión. Lo venido de África en tiempo musical y con madera y cueros apretados, significa para muchos tribal, para otros magia; es así, para nosotros lo afrocaribeño es mágico, la música que despide el Caribe en tiempo de guaguancó, bomba, plena, s...

El Blanco y Negro de la Música Afrocaribeña

Como todo en la vida, en el complejo ir y venir de la evolución de la especie humana, la música también limpia los caminos a través de las décadas y ya hoy en día nos cuenta la historia de la evolución en cada uno de sus compases. Hablar de rock, jazz o de salsa no es un simple ejercicio de cotidianidad, eso tiene su razón de ser, su leif motive; no es tan solo y simplemente escuchar algún tema compuesto o arreglado en esos “estilos” (más adelante ahondaré en el porqué de estas comillas). Bauzá: el negro pionero Cuando a principios de los años 30 del siglo XX, llegó a Nueva York un mulato con su maleta y sus partituras a cuestas desde La Habana, cargado de sueños y ganas de triunfar en el mundo de la música, nadie imaginaba quizás ni él mismo, que con sus ideas innovadoras cambiaría para siempre el curso de la historia del arte universal. Ese mulato era Mario Bauzá, tenía apenas 19 años, cuatro años antes ya había visitado la ciudad y se había enamorado del jazz. Un trompetis...