VOCES Y RITMOS DEL CARIBE

Un homenaje sencillo a través de la maravilla de Internet a los grandes hacedores de la buena música del caribe...Espíritu, esencia y abolengo musical de nuestros pueblos.

sábado, 3 de octubre de 2015

NUEVA YORK: Heredera de la Música Caribeña



La llamada capital del mundo desde sus inicios a la llegada de colonos británicos siempre ha sido la ciudad de las oportunidades, de la mezcla de razas, de intereses y de cultura. Cuando los músicos y artistas cubanos abandonaron la Isla a la llegada del comunismo encontraron en esta metrópolis una segunda oportunidad, la mayoría nunca regresó a su amada Cuba, pero se hicieron sentir ante la multicultura nuevayorkina.

Los años 50`s y las noches del Palladium fueron el laboratorio donde se creó el nuevo sonido de la música caribeña, la misma que se exportó a través de los radios de onda corta, que se comercializó a través de los discos de acetato y las revistas y se expandió con notable consideración a través del milagro de la televisión.

Lo venido de África en tiempo musical y con madera y cueros apretados, significa para muchos tribal, para otros magia; es así, para nosotros lo afrocaribeño es mágico, la música que despide el Caribe en tiempo de guaguancó, bomba, plena, son, guajira, etcétera, es mágico, elimina barreras culturales y no cree en colores de piel. Lo que se da en el Caribe llama a la alquimia se sonidos y es así como gracias a la genialidad y al talento se fue gestando un patrón, se fue moldeando un sonido, fueron naciendo ideas, se fusionaron ritmos y nacieron nuevas estrellas. Eran tiempos incipientes para figuras que en el futuro serían las columnas monolíticas donde reposan las grandes obras musicales de los últimos 50 años; Eddie y Charlie Palmieri, Johnny Pacheco, Joe Cuba, Richie Ray y Bobby Cruz, Mongo Santamaría, Ray Barretto fueron los pioneros de ese sonido. 

Nace un sonido

El jazz marcó la pauta, nacido de negros igual que el son, parieron lo novedoso, eso que descubrió Mario Bauzá y su ingenio, logró los primeros pasos del jazz afrocubano (eso que hoy día a través de la lógica evolución llamamos comercialmente latin jazz). Pero ahora corren los años 60’s y los inquietos músicos nacidos en las Antillas caribeñas residentes en Nueva York buscan algo más, algo que vaya más allá de las grandes conformaciones orquestales charangueras repletas de violines y las big band al estilo Machito y Tito Puente, van más hacia el compacto esquema musical de Tito Rodríguez, reducida sección de metales conformada por trompetas y saxo sobre una base rítmica y melódica muy sencilla. 

Por si fuera poco la Guerra Fría y los sonidos anglosajones y sencillos del rock and roll invaden el gusto juvenil, esos mismos que en los 40`s eran unos bebés ya en los 60`s tienen sus propios gustos, les aburre bailar esa música exótica venida de las islas del Mar Caribe, quieren agrupaciones más pequeñas que canten en su propio idioma y es así como nuevamente nuestra música caribeña sufre una derrota en suelo extranjero; el golpe final: la llegada de los Cuatro de Liverpool, The Beatles, la banda de rock que cambió el curso de la historia para bien de la música universal. 

Como cosa curiosa, las figuras melódicas de la música caribeña ya comenzaban a ser incorporadas por las bandas de rock and roll a sus temas, estas pequeñas agrupaciones de apenas 4 ó 5 integrantes revolucionaban las salas de baile y hacían desplazar a las big band (quizás uno de los que más tiempo sobrevivió fue Tito Rodríguez, quien desde el principio utilizó como ya dijimos, un formato musical reducido pero con mucho sabor).

 A Tito le siguió en el ejemplo José Calderón, quien con el nombre artístico de Joe Cuba y su Sexteto, a finales de los años cincuenta se fue adelantando a lo que venía y como un profeta supo que la música anglo ganaba terreno y sin pensarlo mucho incorporó nuevos arreglos, aparte de coros y giros en spanglish para llegarle a la juventud. Se puede considerar que el experimento de Joe Cuba sentó las bases de lo que luego sería un nuevo matrimonio entre lo estadounidense y lo caribeño: el bogalóo.

Bogalóo: sencillo, práctico y efímero

Ciertamente resultó pegajoso, un bálsamo para oídos ávidos de ritmos nuevos, una manera de confrontar la invasión anglosajona que representaron los Beatles y sus descarados imitadores (algunos buenos, otros para el olvido). Pues eso resultó ser el bogalóo, un experimento musical al que los productores recurrieron y abrazaron como una alternativa para repuntar las ventas de las disqueras. 


Pero no todo fue tan básico para el bogalóo, creación que algunos ortodoxos de la música califican como una acomodaticia manera de tocar rock and roll con congas y trompetas (y una asincopada pandereta) con letras escuetas carentes de lírica y coros y aplausos repetitivos, vayamos más allá, porque música que hacían Richie Ray y su Orquesta (nacida en 1964) fue más curiosa y atrevida que la de Pete Rodríguez y su Micaela, una de esas intrépidas fusiones es el tema Iqui con Iqui de 1968, donde demuestran la variedad rítmica que poseían estos noveles músicos.

Así es el Caribe y su arte, llegan donde sea y no pueden pasar inadvertidos, somos así, la sincopa va en nuestra sangre y llena de color los sentimientos de nuestra cultura.

Texto: Lcdo. Héctor Henríquez
@hhenriquez71

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