Cada noche era un nuevo
festejo en el Palladium, la mítica sala de baile donde confluían judíos,
latinos, migrantes, gringos, músicos, productores y bailarines. En los años 60
el genial Tito Rodríguez hizo bailar a miles con su rítmica agrupación de
pachangas en esta sala ubicada en la ciudad de Nueva York, exactamente en
Broadway con la calle 53. Para finales de los años 40, el Palladium entró en un
período de decadencia, pero a finales de los 50 y gran parte de los 60 se
convirtió en el emblema de la fiesta caribeña y nuestra cultura en la Gran
Manzana.
Tito Rodríguez y su Orquesta. |
En 1947 invadió Nueva
York una banda de músicos encabezados por Mario Bauza y Machito, Frank Grillo
de Ayala, bautizada como los Afrocubans, la cual hacía bailar a todos con su
particular estilo de big band. Hasta mil parejas confluían en la pista del Palladium,
ya no bailaban foxtrot ni swing, ahora hacían siluetas en la pista a través de
la rumba, el mambo, el chachachá y el bolero. Este devenir cultural
nuevayorkino se extendió con la banda pachanguera de don Tito Rodríguez, uno de
los mejores intérpretes de los géneros caribeños de todos los tiempos.
La década de los años
60 es la década que cambió el mundo, al menos desde el punto de vista musical
esto es totalmente acertado, y era tan vertiginosa la evolución de los ritmos y
de las exigencias del público que ya para mediados de los 60 la pachanga, el
mambo, la guaracha entre otros ritmos que explotaron las salas de baile,
también comenzaron a entrar en
decadencia, ya estos ritmos no eran lo mismo, no tenían el mismo arraigo en la
gente joven. Ellos preferían bandas pequeñas, con letras y ritmos sencillos
como el rock and roll, gestado en Estados Unidos pero también en Europa, desde
donde llegaron los Beatles a cambiar el curso de la historia de la música.
Ubicado en Broadway, NY. |
Desde 1962 y la llegada
de los 4 de Liverpool y su música muchos fueron los cambios que adquirió la
música caribeña para poder sobrevivir, así nace una estupenda mezcla de son,
giros en guajira y algo de rock and roll asincopado, lo bautizaron como bogaloo
(bugalú) y vino a salvar a la industria del disco para esos años. En esta
transición tuvieron muchos que ver Pete Rodríguez, Louie Ramírez, Richie Ray,
Mongo Santamaría, Joe Cuba y Johnny Colón, solo por citar los más emblemáticos.
José Calderón "Joe Cuba". |
Había necesidad de
llegarle a la gente joven, la cual a la postre es la mayor consumidora de
música en el mundo, con el ritmo bogaloo se gestaba una esperanza de que la
música caribeña pudiera conquistar nuevamente el mercado anglosajón con sus
letras en spanglish, pero no fue así. Este ritmo duró muy poco, fue simplemente
una transición, una de tantas. Ya a finales de los 60 no tenía el arraigo del
principio, quizás la estética musical del bogaloo era algo repetitiva y los
grandes empresarios del medio no quisieron prestarle más atención, en referencia
a los dueños de Fania Records (Masucci y Pacheco) este era un género pasajero,
para ellos valía más la pena enfocarse en su All Star, la que desplazó
cualquier experimento y se convirtió en la reina de la música afrocubana, tanto
por su sello disquero como por las Estrellas de Fania, la más importante
agrupación de Salsa que haya nacido en Nueva York.
Texto: Héctor Henríquez
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